viernes, 25 de mayo de 2007

Al Dios desconocido de Nietzsche

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Una vez más, anclado en el presente
Y lanzando mis miradas al futuro,
Vuelvo, en soledad, a elevar mis manos
Hacia Ti, a quien me acojo,
A quien solemnemente he dedicado
Altares en el corazón,
en lo más hondo
De él, para que en todo tiempo
Tu voz vuelva a llamarme.

Sobre ellos arde,
Profundamente inscrita, esta palabra
AL DIOS DESCONOCIDO.

Soy tuyo, aunque el mal, hasta este momento
Haya venido atenazando mi espíritu;
Soy tuyo... y los lazos percibo
Que en lucha tiran de mí hacia arriba,
Y, aunque quisiera huir,
Me fuerzan a servirte.

¡Quiero conocerte, desconocido!
Que tocas en lo profundo de mi alma,
Que cual tormenta recorres mi vida.
Inconcebible,
Tu afín a mí;
Quiero conocerte y...
Siempre servirte.

Siempre supe que don Federico andaba buscando algo o más bien, a Alguien; pero probablemente, no lo encontró. Nadie fue capaz de mostrarle a Dios, para él, desconocido. En nuestra sociedad, andan muchos, buscando; pero pocos están dispuestos a mostrarles el camino y a recorrerlo con ellos.

Hoy fue un pensamiento y no un chiste, mañana, más chistes...

2 comentarios:

Lucho dijo...

En algún momento supe más sobre Nietzsche pero creo que ya lo olvidé casi todo. Eso sí siempre lo encontré demasiado complejo. Me habría gustado entender lo que escribió mejor.

Marta Salazar dijo...

también a mí! un abrazo!